Mensaje
de la vida consagrada – Eucaristía 15 de Agosto 2015 – Santuario Candelaria
“Entre
el barro y la destrucción asomará el rostro del Señor”…
(invitamos al pueblo y a los religiosos presentes a repetir
esta frase)
…son
palabras de nuestro pastor, Monseñor Celestino Aós… una expresión de esperanza,
un desafío y una convicción clavada en el alma y luchada en el cuerpo de cada
habitante, de cada hermano de esta tierra de Atacama, especialmente visitados
por la prueba en el mes de marzo de este año.
En
este día especial, los religiosos queremos apropiarnos de este empeño… sí, en
medio de la catástrofe seguimos buscando el eje y la roca firme que nos
devuelva la confianza, y en medio de tanta inseguridad, no dudamos, asomará el rostro del Señor.
Hoy
la Iglesia celebra junto a la solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora, el
día de la Vida Consagrada: festejamos a Dios que nos ha llamado, que nos ha
inspirado a responder en libertad; nos maravillamos de un Dios que acompaña a
su pueblo y nos pide caminar juntos, descubrir su presencia, reencantarnos con
la realidad posible del Reino aquí y ahora, su Reino de amor y justicia, de
libertad y de paz.
Los
religiosos queremos decir sí al desafío de ayudar y testimoniar, de buscar
insistentemente que “asome el rostro del
Señor”, que asome en la tormenta y en la calma, en la aflicción y en la
prosperidad de nuestras vidas y de nuestro pueblo… y hemos tenido ocasiones en
este año, de redoblar esta apuesta por la vida y llevar la Pascua de Jesús a
las calles enlodadas, a las poblaciones anegadas, a los ríos de desesperanza
que corrieron por nuestra región.
¡Cuántos
rostros hemos visto, Señor! ¡Cuánto nos has impulsado a salir y servir, a lavar
los pies y a enjugar las lágrimas, a abrazar, a escuchar el grito y el silencio…
a llevar en el propio corazón las heridas que, como el agua en las quebradas,
se volvieron aluviones…
Señor,
nos has permitido mostrar tu rostro, compartiendo con las familias, las
instituciones, en nuestros centros con niños, jóvenes y ancianos… y nos has
regalado un sueño posible, concretado en una misión muy especial llevada a cabo
con religiosos y religiosas de distintas congregaciones y regiones de nuestro
País, una misión intercongregacional que se mantiene viva, animada por el
desafío de seguir aprendiendo a compartir, a salir de nosotros mismos, a
desinstalarnos de cualquier comodidad, para que siga asomando tu rostro…
Los
consagrados estamos en camino, y de camino, hemos visto asomar tu rostro en la fuerza de la gente, en sus relatos
traspasados por la angustia y por esa fe que de tanto sembrarse en la
oscuridad, se ha vuelto luminosa como el sol… sí, somos testigos de tu rostro
resplandeciente en la esperanza de cada atacameño.
Queridos
hermanos, hoy queremos celebrar al Señor que nos sigue llamando e invitando a la alegría, a despertar al mundo, a ser
expertos en comunión, a salir a las periferias con la creatividad propia del
Espíritu, llenos de compasión y misericordia… esta es la profecía que está
germinando, el signo profético con el que hagamos resplandecer sin miedo, el
Evangelio de Jesús.
Unidos
como Pueblo de Dios, en la presencia de María, Ntra. Sra. de la Candelaria,
Madre de los consagrados, a ella nos encomendamos para profundizar nuestro
compromiso y vocación. Pidamos juntos su protección para que a través de la vida consagrada brille siempre en Atacama, el rostro del
Señor.
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