Si grande es
nuestro gozo, si grande es nuestra alegría… pensemos un momento como ha de
haber sido la de sus amig@s y discípulos cuando le encontraron de nuevo… esa
nueva esperanza que renace… ese es el cimiento de nuestra fe…
Entre
tod@s sus amig@s… de todos sus discípulos… ¡de todos!… hay alguien que sintió
un gozo especial… su corazón había estado entristecido, traspasado por el
dolor… no tanto por su partida, sino por todo lo que su Hijo tuvo que padecer…
pero ella no dudaba… al contrario, lo esperaba con fe.
Junto a Ella hoy somos Mujeres Resucitadas y
Anunciadoras del Reino!!
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