- Tiempo para dejar a las cosas que sean y gozar con ellas, para permitir también que lo humano nuestro se desvele y resplandezca. Un espacio para cultivar activamente la pasividad.
- Tiempo para los demás, para disfrutar de las relaciones humanas, para celebrar y acrecentar la unión fraterna, para saborear alegrías y tristezas ajenas.
- Tiempo para Dios, para asomamos al misterio que late en lo profundo de la vida y rendimos ante él, para descalzamos ante lo sagrado y contemplar.
Ana María Mtz. de L.
Fuente: Iglesia.cl
No hay comentarios:
Publicar un comentario