jueves, julio 16, 2009

EUCARISTÍA EN LA PASCUA MARTIRIAL DEL P. MARIANO ARROYO EN LA CATEDRAL DE COPIAPÓ



Mons. Gaspar Quintana: “El final de vida del P. Mariano ha sido una hermosa culminación de su entrega total a Cristo”Profunda tristeza por “la trágica muerte del P. Mariano Arroyo Merino” manifestó el Obispo de Copiapó en la Misa por el asesinado sacerdote, celebrada este 14 de julio en la Catedral diocesana.
La Eucaristía fue presidida por Monseñor Gaspar Quintana cmf, y concelebrada por sacerdotes y diáconos de diversos puntos de la diócesis, reunidos en torno al Obispo para honrar la memoria del P. Mariano, junto a la conmovida asamblea que repletó la Catedral.En su homilía, Monseñor Gaspar Quintana cmf, describió al P. Mariano como un hombre entregado al servicio de sus hermanos y hermanas, “lleno de la caridad pastoral, que lo hizo hacerse todo para todos, en la expresión de San Pablo. Cercano a la gente, en especial los más pobres y débiles. Siempre atento y generoso, disponible para las diversas tareas que la diócesis le encomendó”.El Pastor se refirió también a su capacidad de escucha y de consuelo, de modo especial en “los tiempos complicados y dolorosos del quiebre de nuestra democracia”, destacando su amor a la Iglesia y su incondicional colaboración con quien fuera Obispo entonces, Mons. Fernando Ariztía. “Iniciador de experiencias sanadoras o reparadoras de la dignidad de la persona humana, agregó Don Gaspar, la pastoral del alcoholismo y las drogas, la obra Anawin es hija suya, un valioso aporte a la pastoral de la piedad popular, de manera especial desde el Santuario de la Candelaria”.Comentando el evangelio del Buen Pastor, el Obispo destacó “su capacidad de ser puerta de acceso a la madurez de la vida cristiana y misionera mediante su capacidad de formador”, refiriéndose a su inteligencia comprensiva, su talante pedagógico, su sentido práctico y perseverancia. “La propia muerte es la culminación de quien es testigo de Jesús”El cruel asesinato del P. Mariano, en palabras de Monseñor Quintana, nos recuerda la dimensión martirial de toda vida cristiana. El Obispo dijo que el seguimiento de Cristo muchas veces “ha exigido un final violento, cruento, que ha abierto las puertas de la vida definitiva… Seguir a Cristo, el “madero seco”, como se define él mismo, supone un alto riesgo de persecución, de marginación, de despojo para quienes somos “leños verdes”, llenos de limitaciones y errores”


.“Queremos pensar que el final de vida que ha tenido el P. Mariano en la isla caribeña ha sido una hermosa culminación de su entrega total a Cristo, su Señor, de su servicio sacerdotal a la Iglesia, su Madre, y su donación total y definitivas a los pueblos de nuestra América, en especial a Chile, a Atacama”, señaló don Gaspar, y finalizó diciendo que el estar juntos en la Catedral no es sólo una oración por el eterno descanso de este querido sacerdote, sino más bien una gran alabanza, porque “a través de él Dios hizo un hermoso y valioso regalo a nuestra Iglesia que peregrina en Atacama, con su fraterna cercanía, su sacrificada donación al pastoreo del rebaño y su testimonio de vida que el amor es más fuerte y que nunca muere, al estilo de Jesús, que vive hermoso y glorioso para siempre”.
La noticia del asesinato de este querido sacerdote español fue recibida con dolor y conmoción en toda la comunidad atacameña, que lo conoció y recibió los frutos de su servicio misionero y pastoral en dos periodos, primero entre 1962 y 1968 y luego desde 1979 hasta 1997.Al final de la misa, personas que conocieron al P. Mariano compartieron algunos testimonios de sus respectivas experiencias con él.

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